Es un arbusto propio de nuestra región guaranítica. Su nombre una expresión yopara (mezcla de guaraní y castellano) quiere decir Cuna del Niño. Más puntualmente la Camita o pesebre del Niñito Jesús
Cuenta una antigua leyenda que se conoció en las misiones, que San José barrió con sus ramas el establo donde iba a nacer el Salvador, lo que también aprovechó para acomodar mejor el pesebre. Dice esta leyenda que Jesús , por ver sus flores tan bellas, siempre tuvo predilección por ellas .-
Científicamente es de la familia de las Verbenáceas . Y su n ombre técnico es Aloysia virgata. Se trata de un arbusto muy conocido , tanto por el tamaño y forma de sus hojas, pequeñas, y las flores muy blancas tienen un olor a vainilla muy agradable.- Tiene tallos delgados y nudosos y sus ramas son muy resistentes. Se encuentra en casi todos los montes, pero abunda en los de arborestación baja y rala, donde sobresale por su aroma y sus flores, cuyos efluvios impregnan suave y delicadamente los alrededores.- Sus hojas reutilizan como medicina para problemas estomacales, digestivos y como estimulante Siguiendo con la leyenda, cuenta que Jesús siempre la llevó consigo y que la planta florece desde la Navidad hasta Semana Santa, tiempo durante el cual se recuerda la Pasión y Muerte de Jesucristo, como un homenaje al Divino Maestro.-
Ha dicho un conocido estudioso que la planta tiene una humilde , pero no por ella menos encantadora flor silvestre.-
Presumo como simple lugareño , no con ínfulas de científico o de arandú, que debe ser porque asemeja un pequeño regazo, que nos lleva a imaginar una cunita preparada.-
En estos días, en que celebramos la grandeza del humilde Pesebre Navideño, nuestra mente de nostálgico campesino del Taragüi, n os traslada con feliz asociación al encantador recuerdo del bello Niño Rupá. Al fin y al cabo la belleza humilde y conmovedora del Pesebre es también un auténtico y florido Niño Rupá.-
Como dice tan pulcramente San Agustín al: referirse a la humildad del pesebre: “Contempla lo que ha hecho Dios por ti . Recibe de este Doctor que no habla todavía, la doctrina de tan g rande humildad. Tu siendo hombre quisiste ser Dios y pereciste. El siendo Dios, quiso ser hombre y te salvó.-