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“Don Isidro Acosta”(Tropero Paraguay Y Chiro)


Son muchas las razones que hacen, que hay hayan pocos hombres que realicen este duro trabajo de ser tropero, se ha ido reemplazando lentamente el traslado de animales vacunos en camiones y a consecuencia, la extinción del antiguo tropero, por todo ello quiero recordar a este gran hombre, que a lo largo de toda su vida, realizó como actividad principal arrear hacienda en los campos correntinos y otras provincias, rescato y recuerdo en él a nuestros orgullosos hombres de campo.
Don Isidoro Acosta (a) Paraguay chiro, fue un antiguo tropero que perteneció a esa época magnífica, en que se enclavaron las primeras estancias, con sus corrales a pique, sus cercos de ramas, cuando los arroyos crecían había que cruzarlo formando una pelota de cuero, pero Paraguay chiro, lo cruzaba a nado, ya que era un excelente nadador, la hacienda era cimarrona, veloz y guampuda, se recogía a fuerza de lazo y boleadoras, Paraguay tenía todas las cualidades que hacen famoso a un arreador de hacienda, hombre jovial de corazón abierto a todas las amistades, buen enlazador, baqueano a todos los rumbos e incansable a todas las fatigas del camino; en su admirable existencia, tuvo la hazaña de conducir miles de cabezas de ganado sin perder una sola pieza, hasta el forrado de Entre Ríos, en épocas de extensiones semisalvajes y desiertas, en donde no existían puentes a través de arroyos y ríos correntosos, en donde no habían rodaderos y las noches había que hacer la ronda a caballo, atento siempre a la tropa nerviosa y asustadiza, mientras que se escuchaba en la selva cercana el aullar del temible yaguarete. Su vida transcurrió sobre el lomo del caballo de allí su predilección por los montados criollos, “clinudos” y “coludos” a quienes denominaba con el nombre de los ríos más importantes de la provincia de Corrientes y Entre Ríos, como ser el Ayuy, el Miriñay, el Cavati, el Batel, el Mocoretá y el Estaca.
Este grab jinete y tropero de tranco largo y rendidor enarbolaba su chasqueante látigo y animaba a la tropa con su grito potente de “Hopa, hopa, hopa”.
Don Isidoro Acosta (a) Paraguay chiro, murió a la edad de 101 años, en esta tierra paiubrera, se lo recuerda con respeto por su admirable labor en el trabajo duro y sacrificado del ser tropero. La Ciudad de Mercedes testigo hoy de su prolífica descendencia que cuenta con varias generaciones.