Según cuenta una leyenda de oriente Medio, una vez existió un rey llamado Bahram. En cierta ocasión, Bahram tuvo que alejarse de sus dominios. Esta oportunidad fue aprovechada por Josrú, principal rival de Bahram, para ocupar el trono de rey ausente. Al regresar Bahram, ya conocedor de la situación política de su país, desafió al monarca usurpador a efectuar una prueba de valor para dirimir el trono. El falso rey Josrú, al tomar el poder, había arrojado la corona de Bahram entre dos leones encadenados y enfrentados, como señal de repudio hacia el noble Bahram. El desafío consistía en irrumpir entre los dos leones y tomar la corona. Josrú, muerto de miedo, se negó a tal prueba y esperó confiado que el valor de su rival fuese la causa de su muerte. Sin embargo, a su valentía, Bahram le agregó destreza y mató a los dos leones. Al primero lo montó, mientras liquidaba al otro a mazazos. Finalmente, con un cuchillo, acabó con el que tenía debajo. Así, con calma, tomó su antigua corona y reinó con justicia y rectitud. |