ESPECIES ANIMALES DE LA RESERVA
YACARE ÑATO U OVERO (Caimán latirostris)
YACARE NEGRO (Caimán crocodylus yacaré)
La disposición de los ojos, oídos y narinas del yacaré
en la parte superior de la cabeza le permite nadar sumergido casi por completo
y desapercibido par sus posibles presas y depredadores. Avanza en el agua impulsado
por la cola, con las patas plegadas contra el cuerpo. En tierra, suele arrastrarse
con el vientre apenas separado del suelo. Sin embargo, puede erguirse sobre
sus miembros y desplazarse a notable velocidad. Su gran lengua carnosa está
pegada al piso de la boca.
Durante el día desarrollan escasa actividad, suelen pasar largas horas
asoleándose para regular la temperatura de sus cuerpos.
Después del acoplamiento acuático el macho se desinteresa del
proceso de gestación y la construcción del nido queda exclusivamente
a cargo de la hembra, quien haciendo uso de sus patas, su cuerpo y su cola,
acumula en el sitio elegido según la situación de las aguas, restos
vegetales de los que abundan en las orillas y forma así un cúmulo
de un metro y medio de diámetro, en cuyo centro hace un hueco. Cuando
llega el momento de la postura coloca allí entre 50 y 60 huevos, ovalados
de alrededor de 6 cm. de altura, de cáscara dura, blanquecina y rugosa.
Los acomoda en capas sucesivas y luego los cubre con un techo de tierra y ramas
consistentes. Así quedan protegidos y ocultos. La madre no interviene
en el proceso de incubación que se extiende aproximadamente de enero
a marzo.
El gran calor del verano sumado al que genera el proceso de descomposición
de los restos vegetales que forma el piso y las paredes del nido, son suficientes
para que maduren los embriones.
La hembra sólo vigila, incuba con la mirada. Alrededor de dos meses después
nacen las crías. El cascarón de los huevos es muy grueso y para
abrirse paso a través de él, los recién nacidos “poseen
un diente de huevo”, en la punta del hocico para romperlo, que se cae
días después, cumplida su función.
Desde el momento de nacer los pichones emiten gruñidos roncos. La madre
presurosa acude a este llamado y descubre la nidada; los pichones miden alrededor
de 5 cm. de largo, tienen grandes ojos saltones, hocico corto y la piel aún
suave, de color verde clara con barras y manchas negras. Durante los primeros
días de vida encuentran entre la materia orgánica en descomposición
del nido, suficientes larvas e insectos como para satisfacer su apetito. La
madre se encarga luego de conducirlos hasta el agua y continuará protegiéndolos
hasta más de un año, tiempo en el que ellos se mantienen próximos
al nido.
Crecen lentamente. Tardan cerca de 2 años en alcanzar longitud de 30
cm. y varios años más para llegar a la madurez, en la que llegan
a medir algo más con un peso de 55 kg.
CIERVO DE LOS PANTANOS (Blastocerus dichotomus)
Es el mayor de los ciervos sudamericano. Su altura en la cruz oscila entre
1,10 y 1,20 m. y su coloración es rufa brillante, pero en invierno adquiere
un matiz más pardo. El interior de las orejas, la parte posterior de
los muslos y los característicos círculos perioculares, son blancos,
en tanto que el hocico, los bordes del labio inferior y las patas a partir de
las rodillas, resultan negros. Las cuernas están bien desarrolladas (su
largo habitual alcanza los 55 cm. el máximo 62 cm.) y aparecen grandes
y gruesas, presentando habitualmente cuatro puntas con dos garcetas bifurcadas,
una hacia arriba y la otra hacia delante. En ejemplares viejos, las puntas suelen
a su vez subdividirse. La longitud de la cabeza y el cuerpo varia entre 1,80
m. y 1,95 m. y la de la cola entre los 10 y los 15 cm., mientras que el peso
varia entre los 100 y los 150 kgs. en los ejemplares adultos.
Su hábitat son las lagunas y esteros rodeados de isletas de monte, con
abundante y enmarañada vegetación selvática, donde se desplaza
con sorprendente habilidad. También las orillas de ríos o riachos
correntosos, bordeados de selva marginal, los que cruza a nado asomando sólo
la cabeza.
La dieta del Ciervo de los pantanos se basa en vegetales propios de los ambientes
palustres que frecuenta.
Generalmente tiene una sola cría por año, que nace en primavera,
después de casi un año de gestación y que no presenta librea,
siendo del mismo color que los adultos, sin el negro característico en
el extremo de las patas.
De hábitos generalmente solitarios es fácil, sin embargo, hallarlo
en parejas o bien en pequeños grupos, casi siempre constituido por un
macho y dos hembras con sus respectivas crías.
Su desplazamiento resulta sigiloso; prefiere pasar desapercibido en la espesura,
donde su pelaje se confunde con las sombras del monte y sus cuernas semejan
ramas secas. No obstante, sorprendido en sus “camas” ó “dormideros”,
se alza de pronto, quedando quieto y observando con atención al intruso,
para huir dando grandes saltos y con la cola erecta.
Le gusta pastar de noche en los bajos cubiertos de vegetación palustre,
actividad que desarrolla también al amanecer y en el crepúsculo.
A pesar de su gran tamaño y peso, cruza embalsados y lodazales con gran
celeridad y casi sin hundirse, gracias a la adaptación de su dedos bien
abiertos. También nada sin dificultad.
LOBITO DE RIO (Lutra longicaudis)
Similar a otras nutrias del mundo, tiene el cuerpo alargado y las patas cortas
con los dedos unidos por membranas; la cabeza es pequeña con orejas chicas
y la cola larga. En el extremo del hocico, el rinario es angosto y puede presentar
una hendidura superior central. Se encuentra perfectamente adaptado a la natación.
Su pelaje marrón está formado por dos tipos de pelo: uno corto
y denso y otro largo y rústico. La zona ventral es clara, especialmente
en la garganta. El macho es un 20 ó 25% más voluminoso que la
hembra, con la cabeza mayor y el cuello más ancho. Mide entre 90 y 120
cm. y pesa aproximadamente entre 6 y 11 kg.
Vive en casi todos los ambiente acuáticos del norte argentino, preferentemente
en sectores con cobertura vegetal. Su dieta consiste en peces, crustáceos
y moluscos (eventualmente pequeños reptiles, aves y mamíferos),
los que obtiene en inmersiones de 30 segundos promedio.
Deposita sus excrementos en sitios costeros visibles. Se desconoce su reproducción
en condiciones naturales. Cuando las hembras entran en celo se produce el encuentro
de parejas por unos días. La gestación dura unos 60 días
y tiene entre una y cinco crías. Estas nacen en troncos huecos, barrancas
protegidas por raíces o cuevas excavadas por la hembra. Los refugios
están a no más de 150 metros de la orilla. Antes del destete,
las crías ya ingieren alimentos sólidos, presas maltratadas que
la madre le acera, favoreciendo así, un activo proceso de aprendizaje.
Paulatinamente cobran independencia y al año se alejan y dispersan. Aunque
de actividades diurnas, puede hacer incursiones nocturnas, ante disturbios del
ambiente. Es solitario pero, mantiene activa comunicación a través
de marcas y señales olfativas, con otros lobitos de sectores vecinos.
Las parejas sólo se ven en épocas de cría y raramente se
observan familias.
Es una especie protegida y considerada vulnerable. En 1.992, fue declarada Monumento
Natural Provincial en Corrientes.
CARPINCHO (Hydrochaeris hydrochaeris)
Mamífero de hábitos acuáticos, el carpincho nunca se aleja
demasiado del agua, de la que depende no sólo para bañarse y beber
sino también para refugiarse y en la que además encuentra alimento
en la forma de plantas acuáticas. Al igual que todos los roedores, el
carpincho posee poderosos incisivos de crecimiento continuo. Fundamentalmente
herbívoro, a mitad de la tarde y hasta entrada la noche, se dedica a
comer, paciendo con la boca al ras del suelo. Es una especie exclusivamente
americana.
Hocico, ojos y orejas están ubicados en una misma línea en la
parte posterior de la cabeza, lo que les permite nadar en el agua con la casi
totalidad de su cuerpo sumergido. la membrana que une los dedos de sus patas
es un claro indicio de su adaptación al medio acuático. No despliega
una actividad excesiva. es frecuente verlo tendido apaciblemente en las orillas
a veces semisumergido para regular la temperatura del cuerpo. La sociabilidad
de la especie se manifiesta en los frecuentes contactos físicos entre
los miembros de la manada. Los adultos miden alrededor de 120 cm. y pesa 50
kg. Suele convivir con algunas aves insectívoras. Vive en manadas sedentarias.
Las crías (de una a siete), nacen después de entre 122 a 153 días,
en un estado de desarrollo avanzado y desde los primeros días de vida
están en condiciones de seguir a la madre y amamantarse.
El pelaje del carpincho se ve afectado por el roce con el barro arcilloso, por
lo cual se supone que es renovado periódicamente. En el adulto es pardo
y rojizo. El macho tiene una tonalidad más oscura que la hembra en las
nalgas y el bajo vientre. Las orejas son negruscas, poco desarrolladas, redondeadas
y poco rígidas, poseen un pliegue que permite el cierre del canal auditivo
cuando el animal se sumerge.
El cortejo y la cópula de los carpinchos son acuáticos.
Ocasionalmente aparecen individuos solitarios, en general machos, pero lo común
es verlos descansando, paciendo o nadando en grupos.
MONO CARAYA O AULLADOR NEGRO (Aloutta carayá)
Curiosos, emiten potentes gritos, los machos adultos son negros, el pelaje de
las hembras es marrón y el de las crías amarillentas. se acurrucan
en posición de “bolitas”.
Los carayás están especialmente adaptados a la vida en los árboles,
donde tienen sus dormideros y sólo excepcionalmente bajan al suelo, donde
sus desplazamientos son más torpes. Su larga cola prensil le sirve como
quinto miembro para facilitarle el equilibrio y el desplazamiento.
Es herbívoro: se alimenta de brotes, hojas y frutos que recoge en árboles
y enredaderas.
Suelen desplazarse en grupos, de rama en rama, siguiendo a menudo las mismas
rutas, deteniéndose a veces frente a los cruces dificultosos para aguardar
las decisiones del macho mayor del clan. Desde que nace la cría hasta
que alcanza los 6 meses de edad, la madre la lleva aferrada a su regazo, luego
se prende al dorso de la hembra. La cría ya crecida aún no sabe
usar la cola para desplazarse de rama en rama y la madre sigue transportándola
sobre su lomo. Su hábitat natural son las selvas tropicales, subtropicales
y en galería, donde la foresta es densa y además de árboles
de gran porte hay bambúceas, arbustos, hierbas, epífitas y lianas.
Desde la segura protección del ramaje, el Aullador emite su característico
grito buscando amedrentar al posible enemigo. La especie es notablemente social
y forma grupos complejos o clanes. Es sumamente improbable encontrar individuos
aislados. En horas de bajas temperaturas, los Carayás se agrupan en las
ramas altas buscando el calor del sol. El aullido sirve al parecer para señalar
el territorio y a menudo es iniciado por un macho y continuando luego por otros.
Ante la presencia de algún peligro por lo general las hembras y juveniles
se limitan a chillar, mientras las madres con crías se refugian en las
ramas más altas y los machos se acercan en actitud amenazante. A menudo
el carayá cuando se siente observado, le da la espalda al observador
y cada tanto le hecha miradas por encima del hombro.
La longitud de tronco y cabeza es de alrededor de 65 cm. y la de la cola, de
70 cm.
CORZUELA PARDA (Mazama gouazoubira)
No constituyen harenes, normalmente se ven ejemplares solitarios o en parejas,
delimitan territorio, donde los machos enfrentan a sus competidores del mismo
sexo. la marcación territorial puede hacerse por frotado de las glándulas
preorbitales en las ramas, por defecación o por señales hechas
con los cuernos sobre los troncos. Como las demás especies de cérvidos,
las corzuelas son herbívoras, se alimentan de plantas herbáceas
que encuentran en los claros o en los alrededores de los bañados que
frecuentan.
Son esquivos y de hábitos crepusculares, pasan las horas de luz solar
ocultas en el monte, ocasionalmente, es vista en horas de la mañana,
alimentándose en claros de la vegetación. Ante sus depredadores,
las corzuelas desarrollan una gran capacidad para la huída, como medio
defensivo. Permanecen siempre alertas y se desplazan con un andar lento y cauteloso,
con el cuerpo agazapado. En caso de peligro se internan en la vegetación
y si el intruso se acerca emprenden una veloz carrera, aprovechando los cursos
de agua para zambullirse y huir a nado.
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